
Cuando suena la palabra comunicación, en nuestra mente se evocan figuras como personas, cartas, lapiceros, computadores, bocas, en fin, muchas de los sustantivos que expresan a la palabra en si o aluden a un medio de comunicación. Pero que bueno sería que cuando se nombraran las palabras "comunicador eficaz", en nuestras mentes apareciera la imagen (entre otras) de un médico, ¿no creen?. Porque no sólo los profesionales de la comunicación, o los oradores, o los docentes de expresión deben ser estereotipos de comunicadores eficaces; por el contrario, pienso que el médico, como profesional en un constante e ineludible contacto con las personas, debe manejar las habilidades de la comunicación tan magistralmente como uno de ellos, pues tales habilidades son fundamentales no solo al momento de ejercer su oficio, sino de actuar como lo que también son: seres humanos. Y por último, como seres humanos deben también tener ese toque que en palabras coloquiales sería una mezcla de candidato político, de buen vendedor, de campesino trabajador y de grata persona, que mezclados en cierta medida lo clasificarían como comunicador eficaz.